lunes, 20 de enero de 2014

Sexualidad y vejez

Normalmente se ha entendido por vejez la etapa que se extiende a partir de los 65 años. Esta es, tan sólo, una construcción social que varía de unas sociedades a otras y de unos momentos históricos a otros y que, tan sólo, toma en consideración como referencia para definir las diferentes etapas de la vida, como la adolescencia, la niñez o la adultez, un criterio cronológico.
Que utilicemos este criterio es una forma de organizar la sociedad y asociar a cada edad un estatus, roles y funciones, normas y expectativas más o menos definidas. El problema de dividir la vida por etapas radica en los estereotipos y prejuicios que se asocian a cada grupo de edad.
Actualmente, con la mejora de la calidad y el aumento de la esperanza de vida las personas a la edad de 65 años disfrutan en un alto porcentaje de salud, una actitud vital y esta edad está lejos de las connotaciones negativas del pasado, es una prolongación de la vivencia de la madurez desde una postura más libre, más abierta y amplia que permite, desde la perspectiva que da una vida llena de vivencias, disfrutar de lo que ofrece cada día.
Es una etapa que, como todas las demás, implica cambios quizás más notables o con consecuencias más fácilmente reconocibles a nivel físico, social y relacional. Los roles cambian y el entorno familiar y de amistades a veces disminuye notablemente tras la jubilación o la pérdida de algún ser querido.
Hoy en día, se han roto muchas barreras y las personas tratan de mantener o crear nuevos vínculos afectivos, siguen teniendo papeles importantes en la familia (muchas veces se encargan de la crianza de los nietos) y todos debemos cuidar de que así sea porque en la medida en que las personas somos felices y nos sentimos vinculadas podemos disfrutar más plenamente y hacer disfrutar a los que nos rodean.

Sexualidad en la vejez?

En este contexto es en el que hay que encuadrar la sexualidad, pero no desde un modelo joven en el que es más predominante el coito sino desde una perspectiva más amplia, que va más allá y tiene en cuenta la intimidad y el contacto con el cuerpo del otro. Así entendida la mayoría de personas pueden disfrutar de una sexualidad plena y satisfactoria.
Por supuesto que siempre vamos a encontrar diferencias individuales desde las personas que quieren y disfrutan de una relación completa, hasta personas que se centran y disfrutan más de todo lo que es el contacto y la intimidad física a personas mayores que no quieren tener relaciones y no sienten la necesidad de las mismas. Todas estas posturas han de ser igualmente aceptables.

CAMBIOS FÍSICOS

Tanto en hombres como en mujeres se dan una serie de cambios fisiológicos pero sobre todo hormonales que empiezan en torno a los 40-50 años y que conllevan una serie de cambios en la respuesta sexual y en la propia actividad coital.
Los cambios son más acusados en la mujer que en el hombre pero si estos cambios son conocidos y asumidos se puede llevar a cabo una vida sexual plena y satisfactoria, incluso esos cambios pueden ser una ventaja para las relaciones ya que se producen de una forma más pausada y lenta, más centrada en las caricias mutuas y la comunicación. Por tanto, estos cambios físicos no significan que haya que renunciar a las relaciones sino que hay que hacer una adaptación o reinterpretación de la sexualidad.
La satisfacción en este aspecto, de todos es conocido, no está en relación con la cantidad sino con la calidad de la relación en que se contextualiza la actividad sexual y la cualidad de la misma de modo que puede ser tan o más satisfactoria en la vejez como en la juventud.

ALGUNAS CONSIDERACIONES

Los estudios que se han realizado hasta el momento en este campo nos sirven para corroborar que la sexualidad es muy variable, sabemos que los cambios fisiológicos también son muy variables de unas personas a otras y el grado de satisfacción no disminuye necesariamente. Se ha comprobado que lo que más afecta a la disminución de la sexualidad y la satisfacción en este terreno tiene que ver con factores sociales. Con esto hacemos referencia a la historia sexual previa, la educación sexual recibida, las creencias y prejuicios a cerca del sexo en la vejez, la visión del sexo fuera del matrimonio o sobre tener relaciones tras la pérdida de la pareja, la jubilación etc.

ROMPIENDO ALGUNAS BARRERAS

Los factores físicos o fisiológicos no los podemos cambiar pero si podemos cambiar nuestras creencias y concepciones erróneas o prejuiciosas. Y también podemos cambiar la concepción que tenemos de los cambios físicos y en lugar de verlos como un obstáculo verlos como una nueva etapa, con características nuevas y que nos pueden llevar a una vida plena y satisfactoria.
De manera que es necesario un mayor conocimiento de los cambios para que empiecen a desaparecer algunos falsos mitos como que las personas llegada una edad ya no pueden tener relaciones. Hay muchos prejuicios acerca de lo que se puede o no se puede hacer por tener determinada edad, no sólo en la sexualidad sino en muchos otros tipos de actividades, aficiones, etc.
Picasso decía “cuando me dicen que soy demasiado viejo para hacer una cosa, procuro hacerla enseguida”. No hay una edad para hacer o dejar de hacer. Hay ganas, hay ilusión y ansia por la vida y eso, por suerte o por desgracia, no está en relación con los años sino con todo lo que tenemos en nuestro entorno próximo, con lo que hemos ido llenando nuestros momentos, con las personas que nos acompañan y con lo que hacemos con cada situación que se nos pone por delante.

CONSEJOS:
- Conoce y reconoce tus necesidades, la mejor pauta para saber que está bien o que está mal es tu propio bienestar.
- Mira los cambios como una oportunidad para acercarte de una forma diferente a tu pareja y renovar la intimidad.
- Destierra los prejuicios que te puedan estar impidiendo vivir esta faceta de tu vida.

Autor: Iria Salvador
http://saberalternativo.es

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